Abrí mi cuaderno para repasar la materia y mientras lo hojeaba, me encontré con un regalo asqueroso que me dejó él: un mechón de bellos púbicos.
Todavía no sé si quería que me acordara de esas calurosas tardes en la playa, en las que teníamos relaciones sexuales a la orilla del mar, sin importarle los testigos que ahí se encontraban (sin importarle tampoco si yo tenía ganas) o si realmente pretendía impedirme estudiar debido al vómito que acabo de dejar en esas páginas.
miércoles, 4 de julio de 2007
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